miércoles, 31 de julio de 2013

JMJ RIO 2013 - MISA DE CIERRE

La misa de cierre de la Jornada Mundial de la juventud fue el evento más esperado por todos los peregrinos.

Millones de jóvenes habían traído su bolsa de dormir, mate, guitarra, pandereta y miles de accesorios, necesarios, para lograr pasar la noche frente al mar superando cualquier imprevisto.

Cada vigilia es única. Aunque tienen características en común, suelen ser más de 10 horas bajo el manto de estrellas, con sus particularidades.
Para quienes habíamos vivenciado la madrugada del miércoles 23 de julio, se nos hacía más facil pensar que necesitaríamos llevar y comprar.

En esta oportunidad pudimos prescindir de las capas de lluvia, pues aunque el frío permanecía no hubo intermitencias. Cuando el mar comenzó a crecer en la costa, muchos armaron sus carpas iglú. Era una sociedad colorida, tranquilamente podríamos llamarla "barrio esperanza", cada grupo cenaba con música de fondo y conociendo en sus vecinos, nuevas culturas.

Caminamos por las calles y veredas de Copacabana para escuchar y recolectar testimonios. Como periodistas es un trabajo apasionante. Eran más de 15 cuadras . Todas minadas de peregrinos.

La noche pasó con una brisa de nuevos aires. Mientras apuestas y especulaciones se escuchaban sobre cuál sería el próximo destino de la jornada mundial. Se hablaba de algún rinconcito de África, o México. También se nombraba el continente Asiático. Nadie acreditaba con certeza cual sería. Lo que sí puedo afirmar es que cualquier lugar iba a ser recibido con un espíritu aventurero.

Pasó la parte más dificil frente a la costa, se despejó el cielo y con éste vimos amanecer los primeros rayitos de sol. Comenzar el día frente al mar, con su sonido de fondo era un regalo gratuito e inigualable.

Nuevamente todos empezamos a rezar por el clima y seguridad. Y como respuesta a los pedidos fue el primer momento en que el sol apareció  a las 9 am. con toda la fuerza en el cielo de Brasil.

Ese pequeno detalle nos hablaba de una divinidad que quiere festejar con nosotros. Los santos  suelen decir que Dios es como el sol, siempre está aunque no le veamos. Y esto mismo se vió plasmado en los hechos.

La misa comenzó con cantos y un desfile de sacerdotes vestidos de un color crema y dorado. Entre el recorrido nos encontramos con dos sacerdotes de la diócesis de Gualeguaychú. Otro regalo más para nosotros.

Desde el lugar de prensa, en donde nos acomodamos, veíamos al coro y como terminaban de arreglar los detalles de la misa. 

Frente al palco de periodistas, había un espacio exclusivo para enfermos, discapacitados y sordo mudos. Un detalle mayor es que había tres sacerdotes que estaban junto a la comunidad sordo-muda confesando . Entre senas y miradas, Todos rodeados de un amor que abrazaba el alma. Los pobres y enfermos sin duda son prioridad. Y como diría también el Padre gualeguaychuense Cura Gaucho, Yanot: "un enfermo dos veces Cristo, un pobre dos veces Cristo".

En las pantallas gigantes veíamos al Papa comenzar el camino a nuestra fiesta. Él feliz en su papa movil, saludaba y bendecía a todos.  Cada vez que los jóvenes veían que el Santo Padre alzaba una criatura, gurisito, se unían en un solo grito de euforia.

Mientras el Papa avanzaba se lo vió tomar mate. Besar chiquitos, bendecir personas y objetos.

Un canto popular de iglesia se hacía eco, renovándolo con el nombre Francisco. Decían: -"Francisco está pasando por aqui, y cuando pasa todo se transforma la alegría viene la tristeza va". Miles de anécdotas tengo para compartir. Espero poder terminar de escribirlas para alentar a muchos cristianos a seguir para adelante el camino del amor.

La misa fue asombrosa, por la música y coreografía. La inmensidad no solo del altar sino también de la creación y el paisaje.

Las palabras del Sumo pontífice comensando con la pregunta: qué nos dice el senor? y toda su homilía resumida en 3 palabras  fue fabulosa: "1-Vayan 2- Sin miedo 3- Para servir"'
Nos habló con un código simple pero de manera extraordinaria. Su envío fue firme y confiado en que nunca estamos solos. Jesús, él va por delante y nos guía. Nos animó nuevamente diciendo: " sigan adelante y no tengan miedo"; Sentir alegría en la fe.

Nos dió como modelo la anunción y visitación de María Virgen. Y nos encomendó a su ternura.

Finalizamos con el rezo del Angelus al medio-día y cantando el himno oficial de la jornada junto a dos músicos argentinos que visitaron Copacabana, la Sole y Axel.

El sol brillante sobre la inmensidad del mar, nos recordaba  que era hora de "navegar mar adentro". Sabiendo que el próximo lugar de encuentro sería dentro de 3 anos en Polonia. Con un santo que sería canonizado este ano y al cual todos conocimos.

Los tuve presente en la misa y espero seguir los pasos del envío y visitar las tierras entrerrianas, para continuar en el camino del servicio y fe.

MARIA AGUSTINA HILDT MACIAS

LA GUARDIA SUIZA y el SANTO PADRE


lunes, 29 de julio de 2013

Saludo de Francisco a los jóvenes argentinos en la Vigilia JMJ RIO 2013

El Santo Padre Francisco quiso hacerse presente en la Vigilia de la que fuera su Catedral de Buenos Aires; y pidió al equipo de Canal 21 que se encuentra en Río de Janeiro poder hacerlo por su intermedio.


Link: http://www.youtube.com/watch?v=zSUsvvCxUN4&feature=share&list=FLFOTmWe9Y7XwwVTtvTP_PnA

Arzobispado de Buenos Aires

jueves, 11 de julio de 2013

LUMEN FIDEI

CARTA ENCÍCLICA
LUMEN FIDEI

DEL SUMO PONTÍFICE
FRANCISCO


A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS, A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA FE



1. La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta  expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: « Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones » (2 Co 4,6). En el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol, al Sol invictus, invocado a su salida. Pero, aunque renacía cada día, resultaba claro que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se cierran a su luz. « No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por su fe en el sol »[1], decía san Justino mártir. Conscientes del vasto horizonte que la fe les abría, los cristianos llamaron a Cristo el verdadero sol, « cuyos rayos dan la vida »[2]. A Marta, que llora la muerte de su hermano Lázaro, le dice Jesús: « ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? » (Jn 11,40). Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.

¿Una luz ilusoria?

2. Sin embargo, al hablar de la fe como luz, podemos oír la objeción de muchos contemporáneos nuestros. En la época moderna se ha pensado que esa luz podía bastar para las sociedades antiguas, pero que ya no sirve para los tiempos nuevos, para el hombre adulto, ufano de su razón, ávido de explorar el futuro de una nueva forma. En este sentido, la fe se veía como una luz ilusoria, que impedía al hombre seguir la audacia del saber. El joven Nietzsche invitaba a su hermana Elisabeth a arriesgarse, a « emprender nuevos caminos… con la inseguridad de quien procede autónomamente ». Y añadía: « Aquí se dividen los caminos del hombre; si quieres alcanzar paz en el alma y felicidad, cree; pero si quieres ser discípulo de la verdad, indaga »[3]. Con lo que creer sería lo contrario de buscar. A partir de aquí, Nietzsche critica al cristianismo por haber rebajado la existencia humana, quitando novedad y aventura a la vida. La fe sería entonces como un espejismo que nos impide avanzar como hombres libres hacia el futuro.

3. De esta manera, la fe ha acabado por ser asociada a la oscuridad. Se ha pensado poderla conservar, encontrando para ella un ámbito que le permita convivir con la luz de la razón. El espacio de la fe se crearía allí donde la luz de la razón no pudiera llegar, allí donde el hombre ya no pudiera tener certezas. La fe se ha visto así como un salto que damos en el vacío, por falta de luz, movidos por un sentimiento ciego; o como una luz subjetiva, capaz quizá de enardecer el corazón, de dar consuelo privado, pero que no se puede proponer a los demás como luz objetiva y común para alumbrar el camino. Poco a poco, sin embargo, se ha visto que la luz de la razón autónoma no logra iluminar suficientemente el futuro; al final, éste queda en la oscuridad, y deja al hombre con el miedo a lo desconocido. De este modo, el hombre ha renunciado a la búsqueda de una luz grande, de una verdad grande, y se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero que son incapaces de abrir el camino. Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra que nos hace dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija.

Una luz por descubrir

4. Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminartoda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro. La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo. Por una parte, procede del pasado; es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte. Pero, al mismo tiempo, como Jesús ha resucitado y nos atrae más allá de la muerte, la fe es luz que viene del futuro, que nos desvela vastos horizontes, y nos lleva más allá de nuestro « yo » aislado, hacia la más amplia comunión. Nos damos cuenta, por tanto, de que la fe no habita en la oscuridad, sino que es luz en nuestras tinieblas. Dante, en la Divina Comedia, después de haber confesado su fe ante san Pedro, la describe como una « chispa, / que se convierte en una llama cada vez más ardiente / y centellea en mí, cual estrella en el cielo »[4]. Deseo hablar precisamente de esta luz de la fe para que crezca e ilumine el presente, y llegue a convertirse en estrella que muestre el horizonte de nuestro camino en un tiempo en el que el hombre tiene especialmente necesidad de luz.

5. El Señor, antes de su pasión, dijo a Pedro: « He pedido por ti, para que tu fe no se apague » (Lc 22,32). Y luego le pidió que confirmase a sus hermanos en esa misma fe. Consciente de la tarea confiada al Sucesor de Pedro, Benedicto XVI decidió convocar este Año de la fe, un tiempo de gracia que nos está ayudando a sentir la gran alegría de creer, a reavivar la percepción de la amplitud de horizontes que la fe nos desvela, para confesarla en su unidad e integridad, fieles a la memoria del Señor, sostenidos por su presencia y por la acción del Espíritu Santo. La convicción de una fe que hace grande y plena la vida, centrada en Cristo y en la fuerza de su gracia, animaba la misión de los primeros cristianos. En las Actas de los mártires leemos este diálogo entre el prefecto romano Rústico y el cristiano Hierax: « ¿Dónde están tus padres? », pregunta el juez al mártir. Y éste responde: « Nuestro verdadero padre es Cristo, y nuestra madre, la fe en él »[5]. Para aquellos cristianos, la fe, en cuanto encuentro con el Dios vivo manifestado en Cristo, era una « madre », porque los daba a luz, engendraba en ellos la vida divina, una nueva experiencia, una visión luminosa de la existencia por la que estaban dispuestos a dar testimonio público hasta el final.

6. El Año de la fe ha comenzado en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Esta coincidencia nos permite ver que el Vaticano II ha sido un Concilio sobre la fe[6], en cuanto que nos ha invitado a poner de nuevo en el centro de nuestra vida eclesial y personal el primado de Dios en Cristo. Porque la Iglesia nunca presupone la fe como algo descontado, sino que sabe que este don de Dios tiene que ser alimentado y robustecido para que siga guiando su camino. El Concilio Vaticano II ha hecho que la fe brille dentro de la experiencia humana, recorriendo así los caminos del hombre contemporáneo. De este modo, se ha visto cómo la fe enriquece la existencia humana en todas sus dimensiones.

7. Estas consideraciones sobre la fe, en línea con todo lo que el Magisterio de la Iglesia ha declarado sobre esta virtud teologal[7], pretenden sumarse a lo que el Papa Benedicto XVI ha escrito en las Cartas encíclicas sobre lacaridad y la esperanza. Él ya había completado prácticamente una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo, añadiendo al texto algunas aportaciones. El Sucesor de Pedro, ayer, hoy y siempre, está llamado a « confirmar a sus hermanos » en el inconmensurable tesoro de la fe, que Dios da como luz sobre el camino de todo hombre.
En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría. Fe, esperanza y caridad, en admirable urdimbre, constituyen el dinamismo de la existencia cristiana hacia la comunión plena con Dios. ¿Cuál es la ruta que la fe nos descubre? ¿De dónde procede su luz poderosa que permite iluminar el camino de una vida lograda y fecunda, llena de fruto?

viernes, 5 de julio de 2013

JUAN PABLO II SANTO

Ciudad del Vaticano, 5 julio 2013 (VIS).-El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En el transcurso de la misma, el Papa ha autorizado a la Congregación a promulgar los siguientes decretos concernientes a:
 
-MILAGROS
 
-Un milagro atribuido a la intercesión del Beato Juan Pablo II, polaco, (en el siglo Karol Józef Wojtyla) Sumo Pontífice (1920-2005)
 
-Un milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo di Dio Alvaro del Portillo y Diez de Sollano, español, obispo y prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei, (1914-1994)
 
-Un milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios Esperanza de Jesús (en el siglo María Josefa Alhama Valera), española, Fundadora de las Congregaciones de las Siervas del Amor Misericordioso y de los Hijos del Amor Misericordioso (1893 -1983)
 
MARTIRIO
 
-Siervo de Dios José Guardiet y Pujol, español, sacerdote diocesano; nacido en 1879 asesinado por odio a la fe en España il 3 agosto 1936;
 
-Siervos de Dios Mauricio Íñiguez de Heredia, español y 23 compañeros de la Orden Hospitalaria di San Juan de Dios ;asesinados por odio a la fe en España entre 1936 y 1937.
 
-Siervos de Dios Fortunato Velasco Tobar, español y 13 compañeros, de la Congregación de la Misión;asesinados por odio a la fe en España entre 1934 y 1936;
 
-Siervas de Dios Maria Asunción (en el siglo: Juliana González Trujillano) y 2 compañeras, españolas; religiosas profesas de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor; asesinadas por odio a la fe en España nel 1936.
 
VIRTUDES HEROICAS
 
-Siervo de Dios Nicola D'Onofrio, italiano, clérigo profeso de la Orden de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos (Camilianos ), (1943 -1964).
 
-Siervo de Dios Bernard Philippe, francés, (en el siglo Jean Fromental Cayroche), Hermano profeso del Instituto de las Escuelas Cristianas, Fundador de las Hermanas Guadalupanas de La Salle, (1895-1978).
 
-Sierva de Dios Maria Isabel da Santíssima Trinidade, portuguesa, (en el siglo: Maria Isabel Picão Caldeira viuda de Carneiro), Fundadora de la Congregación de las Hermanas Concepcionistas (1889 -1962).
 
-Sierva de Dios Maria del Carmen Rendiles Martínez, venezolana, Fundadora de las Siervas de Jesús de Venezuela; (1903 -1977)
 
-Siervo de Dios Giuseppe Lazzati, italiano, laico consagrado; (1909-1986).
 
El Sumo Pontífice ha aprobado igualmente los votos favorables de la sesión ordinaria de los padres cardenales y obispos acerca de la canonización del beato Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) y ha decidido convocar un consistorio que se ocupará también de la canonización del beato Juan Pablo II (Karol Józef Wojtyla)