martes, 14 de noviembre de 2017

DOBLE O NADA

Las sucesiones en todos los ámbitos, tienen un componente de incertidumbre que mas allá de los que conforman esa lista de elegidos, justificada y legalmente con pergaminos que sirven para exaltar sus virtudes, no siempre tienen un correlato con ciertas esferas del Poder, a la hora de exhibir esos dones. Será tal vez porque la meritocracia que impera en la sociedad en pleno siglo XXI, es un remanido cliché para exaltar valores de próceres a la carta, que han arribado a la cima de la pirámide, trabajando codazo a codazo, muy lejanos del codo a codo.
Doble o nada nos plantea una suerte de acertijo donde los dos únicos postulantes para suplir al Director de un prestigioso diario, han llegado a tal instancia transitando senderos dispares y similares a la vez, en cuanto a valores, fortalezas y flaquezas. Micky (mujer), y Beteta (hombre), los dos sub directores del diario, son la oferta de tan acotado menú, donde la decisión de parte del Director para elevar a alguno de los dos, al rango que dejará en poco tiempo más, está circunscripta a un lapso de dos o tres días.
Pero el diálogo en el cual se sustenta la obra, excluye al adversario de Micky de este triángulo quebrado ex profeso por el Director del diario, hábil manipulador de sentimientos cuya meta, se perfila hacia un incisivo toma y daca. El convincente texto que nos entregan Miguel Angel Solá y Paula Cancio, nos sirve para reafirmar, que la trinchera que divide a la mujer del hombre en el terreno laboral, va mucho más lejos de un elegante escritorio, en el último piso que ocupan tantos émulos de Icaro; la capacidad en el manejo de las formas cuando amerita exponer un pensamiento, la solidez para sostener una contienda, el entender que no hay segundas oportunidades para una primera impresión, son entre tantos otros, factores de una elección y descarte, que se genera y reafirma a diario. Atracción y repulsa. Es el saber de antemano, en qué momento la presa podrá o no ser acechada, cercada, y sometida. Freud, en El malestar de la cultura, no tuvo que esperar la llegada de los posmodernos para deducir que “cada quien, tiene que ensayar por sí mismo, la manera en que pueda alcanzar la bienaventuranza”.
¿Quién ganará la partida, la cultura orwelliana proclive a controlarlo todo, o esos santos que ante tamañas limosnas, perseveran en su desconfianza? Impecable puesta en escena para un excelso despliegue de miserias humanas, que aunque pretendamos negarlo, nos condena a aceptarlas como una realidad cotidiana.
 
Juan Claudio Dahul

Ficha técnica
 
Autor: Sabina Berman (versión sobre su original “Testosterona”)
 
Actúan: Miguel Angel Solá – Paula Cancio
 
Dirección: Quique Quintanilla
 
Música Original: Martin Biancchedi
 
Diseño Luces: Manuel González Gil - Matias Canony
 
Diseño Vestuario: Pepe Uría
 
Diseño Escenografía: Jaime Nin Uría
 
Fotografía: MCM (Machado/Cicala/Morassut)
 
Comunity Manager: Andra Papini - Damian Armocida
 
Prensa: SMW
 
Producción: Jaime Nin Uría- Manuel González Gil
 
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